¿Ha pasado la hora estelar de la opereta?


De la revista MUZIKALNAYA ZHIZH
Fotos de Victor GRITSUK y Vitali GASPARIANTS

La opereta en tiempos fue la reina del género ligero. Según los críticos, hoy en día el público soviético, especialmente la juventud, pierde el interés por ella. La opereta va siendo sustituida por las variedades, los shows, las comedias musicales, las rock-óperas. ¿Ha pasado de moda la opereta? Sobre esto nos habla Tatiana SHMIGA, cantante principal de la Opereta de Moscú.

Hace poco, un corresponsal conocido me dijo que había asistido a una representación de Promesa, promesa y que había experimentado una especie de choque al ver la sala media vacía. Y me preguntó si eso había sido una casualidad o si la opereta había realmente pasado de moda.

Escena de «La condesa Mariza», de Kalman.
En el papel de Mariza, Svetlana Várguzova (a la derecha)
Le contesté que no había tenido suerte, pues había asistido a un espectáculo malo, que ha sido un fracaso. Entre paréntesis, en su tiempo también lo sufrieron algunas operetas que hoy son clásicas. Por ejemplo, el Murciélago, de Johann Strauss, fue acogido muy fríamente por el público vienés, pero luego tuvo un éxito sensacional en Berlín. Además, no a todos les gusta nuestro género. Así, el conocido compositor y pianista ruso Antón Rubinstein comparaba la opereta con un periódico humorístico puesto en música, en el que lo encantador se ha transformado en libertino y lo gracioso, en sucio. Tampoco le gustaba la opereta a Chaikovski; la han vituperado en sus obras afamados prosistas como Zola, Chéjov, Gorki. El nombre del compositor Offenbach se convirtió para muchos contemporáneos suyos en un nombre común que significaba éxito barato y dinero fácil como recompensa por la vulgaridad y chabacanería representadas en la escena.

A fines del siglo XIX, la noción «de opereta» se aplicaba a todo lo inventado y estúpido. Este género educaba en los espectadores un gusto determinado. Los personajes eran elegantes buscadores de vida fácil, graciosas cantantes de variedades, viejos de ambos sexos que presumían de jóvenes, camareras coquetonas, etc. Cuantas más pieles y plumas llevaban las damas, tanto más de buena gana los espectadores asistían.

Olga Vlásova en el papel de la
condesa Kurákina en «Los señores
artistas» de Mijail Ziv.
Después de la Revolución de Octubre las puertas de los teatros de nuestro país se abrieron de par en par ante las masas. Comenzó a crearse la nueva cultura socialista. Entonces, llegaron al despacho de Anatoli Lunacharski, Comisario de Instrucción Pública, los famosos artistas de opereta Grigori Yarón y Eugenia Potopchiná, pues estaba en peligro la misma existencia de la opereta. Después de escucharlos, Lunacharski dijo: «La opereta siempre ha sido una de las formas teatrales más cercanas al pueblo, provenientes del teatro de feria, de una representación artística espontánea. Ahora hay que depurar este género de lo que le es extraño».

Precisamente este rumbo emprendimos, y en los años 20 se comenzó por poner obras clásicas de Kalman, Léhar, Strauss… Magníficos compositores, pero no se irá lejos en la carroza del pasado. Fue Isaac Dunaievski el fundador de la opereta soviética nueva; en los años 30, la enriqueció con personajes y temas modernos, con nuevos ritmos y entonaciones, con melodías alegres y optimistas. En 1947 se montó una de sus mejores obres, El viento libre, llena de impetuosa alegría, pero, a la vez, de contenido y mensaje profundos. Eran muchos los que dudaban que se pudiera tratar en una opereta sobre problemas serios y actuales. Sin embargo, el compositor introdujo audazmente en la dramaturgia musical el principio heroico, conservando las coplas, el cuerpo de baile y los demás atributos de la opereta.

«Baile en el barco» de la opereta de Oscar
Felzman «Que la guitarra toque».
Después de Dunaievski, hicieron su aporte a nuestro género destacados compositores soviéticos «serios», como Kará Karáiev, Vanó Muradeli, Tijon Jrénnikov, Yuri Miliutin y Dmitri Kavalevski. Pero fue una verdadera sensación la opereta de Dmitri Shostakóvich Moscú, Cheriómushki. El mundo entero conocía las Sinfonías 7ª y 11ª de este músico, y de repente, ¡el género ligero! Luego de su estreno en Moscú, fue representada en la famosa «Volksoper» de Viena. Imagínese usted: ¡Viena, cuna de nuestro género, montando una obra soviética!

Me pueden objetar que todo eso es magnífico, pero que se refiere al pasado. Pero a mí me parece que ha sido utilizada tan sólo una parte insignificante de las posibilidades de que la opereta dispone. Nuestro género en inmortal, siempre seguirá gozando del favor de los espectadores, porque les da alegría y buen humor. La opereta significa ambiente festivo, brillante y teatral, colmado de movimiento, de ritmo.

Tatiana Shmiga canta
coplas de Chaplin en
«Concurso de Belleza»,
de Alexandr Dolujanián.
Dicho sea de paso, en tiempos algunos críticos predecían que la televisión iba a terminar con el teatro. Pero se han equivocado. En todo caso, la Unión Soviética está viviendo ahora un auténtico boom teatral y es muy difícil conseguir entradas. También en las aceras de las calles próximas al Teatro de Opereta de Moscú, la gente pregunta si uno no tiene una entrada de más. Siempre que se trate de un espectáculo bueno, por supuesto.

El teatro de la
Opereta de Moscú.
¿Qué es lo que determina el éxito o el fracaso del espectáculo? Muchas cosas, en mi opinión. Por ejemplo, los papeles tradicionales, los tipos y escenas estereotipados no contribuyen al éxito de la obra. Habría que mostrar caracteres complejos, sicológicamente profundos. En una palabra, modernos.

Los argumentos también hay que tomarlos de la vida, con todas sus colisiones y dificultades. Nuestro problema radica precisamente en la escasez de buenas obras modernas. A veces, la música resulta mejor que la dramaturgia. En este caso, por mucho que uno se esfuerce, el espectador saldrá desilusionado. Nuestro público, exigente y culto, viene no solo a divertirse, sino también a enriquecer su espíritu. Por fortuna, últimamente aparecen cada vez más operetas que atraen al espectador tanto por su música, como por la actualidad de la trama. Por eso estoy segura de que nuestro género tiene un gran futuro.

REVISTA SPUTNIK - NO.9 (SEPTIEMBRE DE 1982).

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